El arte del engaño by Pablo Poveda

autor:Pablo Poveda [Poveda, Pablo]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 2023-03-01T00:00:00+00:00

24

Llegué tarde a la subasta, pero los obstáculos trabajaron a mi favor. Me habría perdido en el interior de aquella enorme construcción histórica, de no ser por el eco de la voz que me guio hasta la subasta.

Al acercarme al final del espacio, comencé a ver a unos cuantos hombres, todos de espaldas a mí y con la mirada dirigida hacia adelante. Eran un pequeño grupo y se concentraban en otros dos individuos que estaban en la parte frontal. Rápidamente, reconocí entre los asistentes al alcalde, al lado del mediador que subastaba los lotes de obras de arte; a don Juan de Ramos, el galerista al que había visitado con el inspector, esta vez sin acompañante y a un hombre canoso y delgado, con aspecto arrugado, que atendía concentrado y con sumo interés.

Me quedé oculto atrás y esperé a que la magia ocurriera. El subastador anunciaba lotes de obras asignadas a un número. De ese modo, solo ellos sabían cuál era el contenido de los lotes. La falta de datos me dejó sin posibilidades y aumentaron mis interrogantes acerca de la señora Linares. Me había proporcionado información incompleta y eso me ponía en una situación comprometida. La subasta avanzó sin demasiado interés para todos. Los hombres ofertaban sin entusiasmo hasta que el mediador presentó el lote número siete. De repente, me percaté de que los participantes se enderezaban. Nadie había dicho nada sobre la muerte del artista, pero todos supieron que se trataba de sus cuadros.

El precio inicial fue de cien mil euros, pero subió a cincuenta mil más cuando don Juan confirmó su puja. Me sorprendió ver que el sevillano apostaba por las obras que le habían sido robadas. Era evidente que aquello olía a podrido a kilómetros, pero nunca imaginé que la situación sería tan retorcida. Todos se mostraron de repente interesados por el contenido, subiendo la oferta hasta que llegaron a los trescientos mil euros de precio. Don Juan dudó en aumentar el precio, pero se abstuvo y el hombre canoso hizo su última oferta, lo que provocó las miradas de algunos de los presentes y dibujó una larga sonrisa en los rostros del mediador y del alcalde.

—A la de una, a la de dos… ¿Nadie da más? —preguntó el subastador, a punto de cerrar la operación—. En ese caso… El señor de la esquina será… Un momento…

El sonido agudo de un teléfono móvil rompió el silencio. El mediador respondió a la llamada y asintió en tres ocasiones.

—Está bien… —dijo y miró a todos los participantes—. Un interesado ha pujado por quinientos mil…

Se produjo un murmullo de asombro.

—Silencio, por favor… ¿Alguien está dispuesto a superar la oferta? Uno, dos… y tres. El lote número siete queda adjudicado.

Me quedé observando al tipo de cabello cano y me pregunté quién sería para apostar tanto dinero por el lote. La subasta prosiguió, pero el misterioso varón se alejó del grupo y se dirigió hacia una salida.

En ese instante, me percaté de que era mi oportunidad para seguirlo y obtener respuestas, así como la ocasión idónea para salir de allí, antes de que me encerraran durante toda la noche.

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